Tres calles del centro de Madrid que te gustarán

calle de tabernillasEn el Madrid más antiguo también hay pequeñas calles del centro de Madrid que son interesantes de visitar, y por las cuales podrás encontrar algunos elementos que hagan más agradable la visita. A parte, no siempre los grandes monumentos son lo único que hay que ver en las ciudades, muchas veces las partes antiguas tienen un encanto especial y marcan el carácter de las ciudades. Un ejemplo de esto es la calle del Ángel. En esta calle había una tradición peculiar, se trataba de una procesión de niños disfrazados de ángeles, pero los niños solo podían ser de familias acaudaladas, los demás solo podían ver pasar a los otros niños.

La calle de Tabernillas es otra de las calles del centro de Madrid que tiene también una curiosa historia. Aquí llegó un tabernero de Parla e instaló una muy pequeña taberna, por tanto tabernilla, tenía buen vino y a buen precio, además de ser un hombre cordial y en general tener todas las dotes de tabernero que se requerían en aquella época, así que el negocio funcionó tan bien como para montar otra nueva pequeña taberna a su lado, de esta forma los habitantes de toda la ciudad empezaron a llamar al lugar la calle de las tabernillas del de Parla. Como es evidente, el tiempo ha ido reduciendo el nombre por motivos evidentes hasta el actual.

Otra calle que vale la pena por sus historias escondidas es la calle del Águila, dicen que en el número 1 nació San Isidro en el siglo XI. Sea como fuere, dejando de lado el detalle de San Isidro, debe su nombre a la tradición de sacar a pasear un águila en las procesiones.

Pasamos de un ave a otra, y de esta manera en la calle de la Paloma podríamos encontrar hace bastante tiempo un oratorio a la Virgen de la Paloma, lo que a pesar de todo no da su nombre a toda la calle. Era una tradición bastante asentada que las mujeres fueran a orar el día después de dar a luz. Curiosamente el nombre proviene del hecho que en las procesiones una paloma solía acompañar a la Virgen, y de ahí el nombre.

La Iglesia de San Pedro y la basílica de San Francisco el Grande

En un paseo por la zona antigua de Madrid podemos encontrarnos con algunas iglesias que bien valen la pena pararse y dar un buen vistazo a sus columnas y fachadas, aunque la mayoría de sean muy grandes, si que tienen elementos en su interior que harán que tengamos mucha mejor opinión sobre ellas.

Además, hay que advertir que quedan pocos representantes del arte mudéjar en Madrid, y la Iglesia de San Pedro es un buen ejemplo de la riqueza de este estilo. Fue construida a instancias de Alfonso XI en el siglo XIV para celebrar el buen desenlace de la batalla de Algeciras, es sin duda una de las iglesias más antiguas de toda la capital. Quizá también ha sido de las iglesias más transitadas, en el sentido de haber sufrido muchos pillajes, incendios y robos, de hecho, su interior tiene un aire a demacrado y algo desolador en líneas generales, sin duda fruto de todos esos actos de su ajetreada historia. No obstante, sí que vale la pena el campanario, con decoración y arcos en forma de herradura. Hasta el 1567 esta campana ahuyentaba a los demonios de la ciudad y tenía gran importancia para la población.

La Basílica de San Francisco el Grande tiene también unos orígenes bastante antiguos, antes de la construcción actual había una iglesia algo más péquela, que a su vez fue construida sobre una más pequeña ermita del siglo XII. El aspecto actual data del año 1761. La historia de su construcción es algo curiosa, lo que hizo que diversos arquitectos pasaran por su dirección. Básicamente se quiso copiar la iglesia de Santa María de Campitelli de Roma, pero la mala construcción en general no logro conseguir esa copia, al final, una planta circular con seis capillas simétricas y grandes cúpulas es el resultado, no poco importante, así como una gran originalidad por este tumultuoso ir y venir de arquitectos. De hecho, esta riqueza de diferentes “manos” que pasaron por su dirección ha conseguido que San Francisco el Grande tenga una armonía arquitectónica notable. Lo que más destaca es su interior, tiene muchos lienzos y pinturas que la hacen un museo en si misma del siglo XVIII.

Visitar la Plaza Mayor de Madrid de los Austrias

Visitar la Plaza Mayor de Madrid en Minibus

Plaza Mayor Madrid
Fotografía de Jean-Pierre Dalbéra

Hay rincones en Madrid simplemente magníficos, pero si queremos destacar uno por encima de todos lo demás, sin duda debemos ir a visitar la Plaza Mayor de Madrid en Minibus. Situada en la zona más antigua, la denominada Madrid de los Austrias, es un lugar bastante atractivo, donde se dan cita desde las terrazas repletas de turistas a locales más tradicionales. Este es el punto de encuentro de mesones, terrazas y tablaos flamencos. Una especie de mezcla de sentimientos y ambientes madrileños que podrás llegar a disfrutar sin moverte demasiado de esta famosa plaza.

Lo primero que sorprende al visitar la Plaza Mayor de Madrid todos los edificios sean de una altura similar, y también de que las entradas estén cubiertas. Esto tiene que ver con los orígenes de la plaza Mayor, básicamente fue encargada como un posible gran mercado, pero los planos permanecieron pasando tiempo. De la construcción digamos actual, se ha remodelado tres veces, justo los tres grandes incendios que ha sufrido la Plaza, pero el resultado, lejos de ser artificial, dota a la Plaza de una armonía considerable, así como un carácter profundo y muy animado. No es para menos, tanto por la marabunta de turistas que la visitan como lo animado de las zonas colindantes, es una zona de encuentro, pero también de paseo.

visitar la Plaza Mayor de Madrid en Minibus

En el centro de la Plaza Mayor, destaca por encima de todo la estatua ecuestre de Felipe III, que ha sido testigo de las diversas ocupaciones que ha sufrido la Plaza, aparte de mercado y centro turístico, a lo largo de la historia también ha sido el sitio donde quemar herejes en actos de fe, canonización de santos, coronaciones reales e incluso corridas de toros o manifestaciones política y acampadas.  Por Navidad, una feria con los típicos artilugios para esas fechas llena la Plaza de color y de vitalidad extra.

Sin duda, no solo estamos hablando de un centro físico urbano, también de un centro de todos aquellos elementos que hacen de los ciudadanos de Madrid una plaza central de su vida como ciudad, y donde aunque el fuego haya intentado borrar su característica forma de ser, el tiempo ha dado razón a su forma de ser, siendo obligatorio visitar la Plaza Mayor de Madrid antes de marcharse de la ciudad. Lo ideal es alquilar minibus con conductor para ver todas las mejores panoramicas de Madrid.

visitar la Plaza Mayor de Madrid en Minibus

Qué visitar en Madrid

madrid centro
Fotografía de David Hurt

Madrid es una capital diferente a las demás. Enclavada en el corazón de España, no dispone de edificios y monumentos mundialmente conocidos, ni tampoco de playa, ni siquiera dispone de un trazado urbano digno de mención, pero a cambio, dispone de múltiples atractivos que sin llamar la atención van atrapando a los visitantes haciendo que la experiencia de que visitar en Madrid se vuelva única, y por tanto, acaben enamorándose de la propia ciudad poco a poco.

Quizá el principal fuerte de la ciudad sean sus propios habitantes, que la dotan de una vida esplendorosa, por ejemplo, no hay lugar en el mundo con más bares, la vida nocturna es abundante y activa, solo hay que visitar los barrios de Malasaña, Chueca, Lavapiés o Huertas para comprobar en propias carnes la vitalidad de las calles y las noches madrileñas.

Si eres de los que le gusta comer, los restaurantes de Madrid serán aquello que más desees visitar en Madrid, ya que los paladares de los madrileños no son poca cosa, y el comer se cuida hasta el último detalle. De esta forma podrás degustar en los mejores restaurantes del país con la tranquilidad y serenidad que da el poder degustar los mejores manjares.

Una vez tenemos el estomago bien lleno, se trataría de bajar la comida con buenos paseos, el Parque del Retiro es quizá uno de los más famosos, pero también puedes optar por visitar aquellos pequeños rincones, como son el barrio de los Austria, donde cada esquina guarda alguna interesante historia que te hará reflexionar sobre tu visita. Para acabar de visita en aquello grandes museos que harán las delicias, esta vez, de los amantes del arte: Museo del Prado, el Arte Reina Sofía, el Museo Tyssen-Bornemisza. Cada cual con sus peculiares formas de entender el arte.

Pero aquellos que se preguntan qué visitar en Madrid también podrán ir visitando barrio a barrio la ciudad, cada uno de ellos con una personalidad muy marcada y especial, que hacen que Madrid no sea una unidad, sino que exista una diversidad de opciones enormes para todos los gustos, y por tanto, una ciudad donde poder pasear, disfrutar y soñar.

Madrid desde el aire:

De paseo por el Madrid de los borbones

Fotografía de Rodney
Fotografía de Rodney

Sin duda, una de las etapas en las que Madrid empezó a deslumbrar fue con la llega de los borbones, ellos dieron un impulso a nivel de pequeñas grandes obras arquitectónicas que se han conversado hasta hoy, y aunque su presencia quizá no fuera tan determinante urbanísticamente como la de los Austrias, sí que dejaron tras de sí un sinfín de rincones para visitar.

Si queremos llevar a cabo un pequeño paseo por todo este período del Madrid de los borbones, no podemos dejar de visitar algunos elementos importantes:

-Teatro Real (Ópera). De planta hexagonal, se alza sobre las cenizas de un antiguo teatro, fue inaugurado por Isabel II en 1850, y destaca su fachada principal, orientada hacia la plaza de Oriente. Historia también curiosa entre sus paredes. Por debajo del Teatro corren guas subterráneas, que pusieron en peligro todo el edificio, actualmente se celebran conciertos y algunos actos puntuales.

-Plaza de Isabell II. De nuevo se alza sobre una antigua plaza ya ubicada allí, esta vez en el centro hay una flamante estatua de Isabell II, construida con la intención de ganarse el favor de la soberana.

-Palacio del Senado: Como su nombre indica, es el lugar donde discuten los senadores. En la puerta destaca un gran monumento de Cánovas del Castillo.

-Convento de la Encarnación. Situado en la plaza que lleva su mismo nombre. Es uno de los conjuntos arquitectónicos más laurearos de toda la capital, y donde se esconden numerosos tesoros que no puedes dejar de visitar, sus cúpulas y bóvedas te harán disfrutar mucho, así como la visita a su interior: un gran museo dedicado al arte del siglo XVII.

-Plaza de Oriente: Quizá una de las plazas con más connotaciones políticas y simbólicas. Recibe este nombre por encontrarse en el lado oriental del Palacio Real. De hecho, fue un barrio lleno de casuchas y demás, no fue hasta que José Bonaparte decidiera tener una gran plaza para el propio Palacio que se empezó a urbanizar la plaza, que actualmente es el fruto de diversas actuaciones que se han llevado con el tiempo. La más reciente: un paso subterráneo en la zona.

Fachada del teatro Real el día de la Ópera:

 

Plaza de Oriente y Teatro de la opera: