calle de tabernillasEn el Madrid más antiguo también hay pequeñas calles del centro de Madrid que son interesantes de visitar, y por las cuales podrás encontrar algunos elementos que hagan más agradable la visita. A parte, no siempre los grandes monumentos son lo único que hay que ver en las ciudades, muchas veces las partes antiguas tienen un encanto especial y marcan el carácter de las ciudades. Un ejemplo de esto es la calle del Ángel. En esta calle había una tradición peculiar, se trataba de una procesión de niños disfrazados de ángeles, pero los niños solo podían ser de familias acaudaladas, los demás solo podían ver pasar a los otros niños.

La calle de Tabernillas es otra de las calles del centro de Madrid que tiene también una curiosa historia. Aquí llegó un tabernero de Parla e instaló una muy pequeña taberna, por tanto tabernilla, tenía buen vino y a buen precio, además de ser un hombre cordial y en general tener todas las dotes de tabernero que se requerían en aquella época, así que el negocio funcionó tan bien como para montar otra nueva pequeña taberna a su lado, de esta forma los habitantes de toda la ciudad empezaron a llamar al lugar la calle de las tabernillas del de Parla. Como es evidente, el tiempo ha ido reduciendo el nombre por motivos evidentes hasta el actual.

Otra calle que vale la pena por sus historias escondidas es la calle del Águila, dicen que en el número 1 nació San Isidro en el siglo XI. Sea como fuere, dejando de lado el detalle de San Isidro, debe su nombre a la tradición de sacar a pasear un águila en las procesiones.

Pasamos de un ave a otra, y de esta manera en la calle de la Paloma podríamos encontrar hace bastante tiempo un oratorio a la Virgen de la Paloma, lo que a pesar de todo no da su nombre a toda la calle. Era una tradición bastante asentada que las mujeres fueran a orar el día después de dar a luz. Curiosamente el nombre proviene del hecho que en las procesiones una paloma solía acompañar a la Virgen, y de ahí el nombre.