
En Madrid también se celebran algunas fiestas que son por lo pronto especiales, ya que no son habituales o llaman la atención por su contenido. Es evidente que Madrid es una ciudad muy diversa y llena de tradiciones, su rica tradición cultural popular se plasma en una serie de fiestas patronales y religiosas que llenan de vitalidad toda la capital de España, pero entre todas ellas, hay 4 que por su tipología y gran congregación de gente se hace especialmente interesante y especial.
La primera de ellas es la Fiesta de San Antón, se trata del patrón de los animales (17 de enero), en la que muchos madrileños se dan cita ante la iglesia de dedicada a este santo para bendecir a sus mascotas. De esta manera las colas con todo tipo de animales se suceden, y el párroco que va a ir bendiciendo pacientemente a todos esos animales. Se dice que los animales son como parte de la familia, así que es mejor que estén bendecidos.
Otra de las fiestas peculiares bastante especial es la de Jesús de Medinaceli. Han llegado a juntarse cerca de 100.000 personas en el primer viernes de Cuaresma para el besapié a la imagen de Cristo que se guarda en esta trepidante iglesia. Son impresionantes las colas por todas las calles alrededor de la iglesia.
La tercera de estas fiestas especiales es la Fiesta de San Isidro Labrador. Es la gran fiesta de Madrid, y donde muchos madrileños se disfrazan de chulapo o manola, con los tradicionales trajes de madrileños, y se ponen a bailar de vez en cuando algún que otro chotis, el más popular de los bailes de madrid.
Otra de las fiestas singulares de Madrid es San Antonio, se celebra el 13 de junio de cada año, y en esta ocasión las mujeres solteras acuden hasta la ermita de San Antonio de la Florida, y a cambio este simpático santo les intentará encontrar novio, el método, dicen, funciona bastante bien.
Para acabar, tenemos la Batalla Naval de Vallecas. Da igual que se esté a más de 300 km de la costa, en julio este barrio dispone de una Cofradía Marinera que organiza una “batalla naval”, donde básicamente los lugareños se lanzan unos a otros cubos de agua sin parar.

Si hay un elemento que define parte de la personalidad de la ciudad de Madrid y que constituye casi un símbolo por excelencia de sí misma es el rastro de Madrid. De hecho, el rastro de Madrid es enorme, ocupa gran cantidad de calles, y se extiende con sus paradas de todo tipo por una gran parte de espacio, dando un gran color y animosidad a toda la zona.
Una historia realmente interesante se da cita en lo que actualmente es la Calle de la Cabeza y la calle del Carnero, la historia de la cabeza del cura. De hecho, esta pequeña historia da nombre a las dos calles, y en cierta forma aunque su veracidad se puede poner bastante en duda, no deja de ser una de aquellas historias que proporcionan cierto carácter y diversión a las ciudades, y que por tanto puede ser un buen elemento, o más bien excusa, para visitar calles que sin estas historias ni siquiera saldrían en el mapa.
La puerta de Toledo está situada en la zona que empezó a ampliar Madrid en los tiempos de la guerra de la independencia y la invasión de los franceses de la península. Aunque ha sido también una de las conexiones más importantes de la ciudad, tanto a nivel comercial como también militar y de ir y venir de población.