cabeza del curaUna historia realmente interesante se da cita en lo que actualmente es la Calle de la Cabeza y la calle del Carnero, la historia de la cabeza del cura. De hecho, esta pequeña historia da nombre a las dos calles, y en cierta forma aunque su veracidad se puede poner bastante en duda, no deja de ser una de aquellas historias que proporcionan cierto carácter y diversión a las ciudades, y que por tanto puede ser un buen elemento, o más bien excusa, para visitar calles que sin estas historias ni siquiera saldrían en el mapa.

Sin más, cuenta la historia de la cabeza del cura que en la primera calle vivía un cura, y que por motivos que no han llegado a nuestros días fue asesinado. El asesino que era muy hábil, pero no lo suficiente, logró huir de Madrid lo más rápido que pudo, así que consiguió que nadie lo detuviera ni se supiera de él por mucho tiempo. Cuando ya parecía que nadie recordaba el asesinato, este asesino decidió volver a la ciudad. Pero parece ser que este asesino no tenía todas las luces necesarias para conseguir salirse impune de su crimen. Un día decidió pasar por delante de la calle donde había cometido el crimen ya hacía tiempo, y allí como tenía hambre, decidió comprar una cabeza de carnero para después, al comprarla la introdujo en una especie de bolsa, que conseguía que fuera un bulto considerable.

Pues iba por la calle con la cabeza del carnero cuando esta le empezó a sangrar de forma muy considerable, de tal manera que un alguacil le dio el alto para saber que era todo ese reguero de sangre que estaba dejando por la calle. Curiosamente, cuando el alguacil le hizo enseñarle el bulto que llevaba, que era la cabeza del carnero, esta se convirtió por arte de magia y milagro en la cabeza del sacerdote, de esta manera pudieron identificar al asesino, y este pagó por su crimen, básicamente acabó ejecutado en la Plaza mayor. Además de de dar nombre a las dos calles, Felipe III decidió colocar una cabeza de piedra justo en el sitio donde había pasado todo esto.